Una de las formas más comunes de calentar nuestro hogar es empleando el agua caliente a través de varios dispositivos. Además de las fuentes de energía convencionales para calentar el agua (Gas Natural, Gasoil, bomba de de calor) actualmente contamos con una más sostenible y económica: la energía solar.

Las formas más comunes de llevar el calor a nuestro hogar o a nuestro negocio son las siguientes:

Los radiadores (sistemas de calor por radiación) son el método más frecuente de calefacción de nuestros hogares. Aunque existen radiadores eléctricos, lo más frecuente que encontremos una instalación en la que una caldera distribuye por una serie de conductos el agua caliente hasta los radiadores.

El Gas Natural es una de las opciones energéticas más eficientes para este tipo de sistema puesto que este sistema de calefacción trabaja con altas temperaturas (en torno a 80º) la energía solar es poco viable

Los ventiloconvectores  sirven tanto para enfriar como para calentar el ambiente. Desde un punto térmico central, generalmente situado en el exterior de la vivienda,  se envía agua fría o caliente a través de una red de conductos hasta el ventilo convector dónde la temperatura se transmite al aire y se reparte por el local a través del impulso de los ventiladores. 

El hecho de trabajar con bajas temperaturas permite utilizar cualquier fuente de energía para su funcionamiento, desde las convencionales como Gas Natural, gasoil o bomba de calor, hasta las renovables como la energía solar dónde su aprovechamiento es óptimo.

El sistema actual de calefacción a través de suelo radiante se basa en los antiguos métodos de calefacción de un hogar que empleaban los romanos, pero con unos avances técnicos y de materiales que lo convierten en el sistema más eficiente y confortable de todos los que se ofrecen en el mercado.

INSTALACIÓN Y FUNCIONAMIENTO

Para la instalación del suelo radiante debe colocarse primeramente un material aislante como base, esto evitará que una vez en marcha el calor se dirija hacia la planta inferior. Una serie de tuberías, que serán las encargadas de conducir el agua caliente por toda la sala,  se reparten por toda la planta (tal y como se puede ver en la fotografía) y sobre estas se coloca el mortero o cemento para crear conformar el suelo rígido. 

El agua se calienta en un punto térmico central con la fuente de energía deseada y desde allí se reparte por las tuberías que recorren el suelo. En este tipo de instalaciones la energía solar ofrece muy buenos resultados, ya que trabajan a temperaturas no excesivamente elevadas (45º-50º) y se produce un aprovechamiento máximo de la energía, no obstante cualquier fuente de energía convencional es perfectamente viable para su funcionamiento.

VENTAJAS ENERGÉTICAS

Desde el punto de vista energético, el suelo radiante realiza una distribución eficiente de las temperaturas. El calor asciende desde abajo, permitiendo unas temperaturas más altas a nivel del suelo que descienden en las zonas elevadas, así nos ahorramos calentar espacios innecesarios como el techo. Esto supone un gran ahorro sobre todo en locales con techos altos. 

Para un completo ahorro de energía, se puede emplear una fuente de energía renovable, que como ya hemos explicado, ofrece un aprovechamiento máximo de los recursos.

VENTAJAS DE CONFORT

Por un lado se ha demostrado que la mejor sensación de confort para las personas se consigue manteniendo la temperatura de la parte superior del cuerpo unos grados por debajo de la de la parte inferior, es decir, los pies calientes y la cabeza fría.

Ya que es un sistema que funciona por radiación, no levanta polvo ni microorganismos, no reseca el aire ni las mucosas nasales, permite respirar aire fresco mientras el cuerpo está caliente. Por todo esto es el sistema recomendaod por la organización Mundial de la Salud.